5 temas importantes en los que deben centrarse este año los administradores escolares

Comienza un nuevo curso escolar. Dos años académicos después de la pandemia de COVID-19, hemos aprendido a convivir con el virus. Sin embargo, nuestro entorno escolar sigue lleno de incertidumbre, miedo y desafíos.

La pandemia afectó a los estudiantes de diversas maneras, y muchos de estos impactos aún no se han manifestado plenamente. El grave impacto de todo lo que hemos pasado colectivamente afectará a los estudiantes durante años, especialmente a aquellos que ya eran vulnerables antes de la pandemia (incluidos los estudiantes con discapacidades, los estudiantes con familias pobres y los estudiantes de color).

La clave está en ser conscientes de cómo la pandemia ha cambiado nuestras escuelas, y comprometernos a tomar medidas para abordar estas preocupaciones. Trabajando juntos y centrándonos en las prioridades adecuadas, podemos construir un entorno de aprendizaje que contrarreste el impacto negativo de la pandemia y nutra a la próxima generación de la mejor manera posible.

En este artículo, abordaremos cinco cuestiones esenciales que deben tenerse en cuenta al comenzar el curso escolar 2022/23.

1 - Los estudiantes necesitan más apoyo que nunca

No es ninguna sorpresa que la pandemia haya tenido un impacto devastador en el aprendizaje. No sólo los cierres de escuelas, el absentismo, la escasez de personal y las cuarentenas han causado enormes interrupciones, sino que los estudiantes también están luchando con niveles más altos de problemas de salud mental, angustia emocional, violencia en las escuelas y mucho más.

UNICEF ha subrayado lo esencial que es prestar atención a estas cuestiones, para evitar las consecuencias de una "generación COVID perdida". Entonces, ¿qué pueden hacer las escuelas? La lección más importante es no asumir que nuestros hijos son "demasiado jóvenes para verse afectados por la pandemia". Puede que sean resistentes pero, de hecho, están profundamente afectados.

Necesitarán ayuda extra de tutoría para compensar el desajuste académico. Pero no sólo hay que tener en cuenta su rendimiento académico. También necesitarán más orientación emocional. Los estudiantes necesitarán servicios de asesoramiento, apoyo terapéutico, trabajo social y una enorme dosis de paciencia y compasión.

2 - Y los adultos también tienen dificultades

No sólo esta generación de estudiantes necesitará un apoyo adicional en materia de salud mental. Los retos de los dos últimos años han hecho que muchos profesores también se sientan agotados.

Los profesores ya estaban sobrecargados de trabajo antes de la pandemia, pero su labor se hizo infinitamente más dura cuando tuvieron que adaptarse sobre la marcha a la enseñanza a distancia, la escasez de personal y las ausencias generalizadas. Este estrés laboral prolongado ha hecho mella en la salud y el equilibrio emocional de muchos profesores, y los resultados están bien documentados en diversos estudios.

Los profesores también necesitan un poco más de cariño, en forma de jornadas de salud mental, prestaciones sanitarias y sesiones con consejeros de bienestar. Es más importante que nunca apoyar a los profesores y darles la ayuda que necesitan para realizar bien su trabajo al tiempo que cuidan de su bienestar.

3 - Preste atención a las bajas de matrícula

La pandemia ha provocado uno de los descensos más significativos en la matriculación escolar en años. Según una encuesta nacional publicada recientemente, las escuelas públicas estadounidenses han perdido al menos 1,2 millones de alumnos desde 2020.

Muchos padres están tan hartos de la enseñanza a distancia que han decidido educar a sus hijos en casa o enviarlos a escuelas privadas. En otras familias, los alumnos han tenido que abandonar la escuela debido a la pérdida de empleo relacionada con la pandemia, la falta de vivienda o el cierre de escuelas (lo que contribuirá a la creciente desigualdad en la educación).

En los próximos años, los centros educativos podrían tener que hacer frente a presupuestos más reducidos debido a la menor población estudiantil, ya que la matriculación está directamente vinculada a las ayudas por alumno de los gobiernos estatal y federal.

4 - Encontrar soluciones a largo plazo para los problemas de calidad del aire

Aunque la mejora de la calidad del aire en las escuelas ya era una prioridad, la pandemia de COVID-19 ha hecho que esta preocupación sea mayor que nunca.

Cuando se produjo la oleada inicial de la pandemia, muchas escuelas pusieron en marcha planes a corto plazo para hacer frente a las necesidades más urgentes del momento. Aunque estas respuestas "instintivas" pueden haber sido necesarias en ese momento, es importante pensar también en planes a largo plazo para mejorar la calidad del aire.

Una mejor calidad del aire en las escuelas no sólo ayuda a reducir la propagación de virus en el aire, sino que también mejora el funcionamiento cognitivo, reduce el absentismo y aumenta la productividad. Invertir en una estrategia a largo plazo para mejorar la calidad del aire de los entornos de aprendizaje es una inversión que beneficiará a alumnos y profesores durante años.

La buena noticia es que hay fondos públicos disponibles para alcanzar estos objetivos. El Fondo de Ayuda de Emergencia para Escuelas Primarias y Secundarias (ESSER ) se creó en respuesta a la necesidad de modernizar las infraestructuras escolares para mejorar la calidad del aire tras la pandemia de COVID-19.

Los colegios de todo el país tienen acceso a miles de millones de dólares en ayudas a través de estos fondos, por lo que nunca ha habido mejor oportunidad para realizar estas mejoras. Sin embargo, por el momento sólo el 4% de los centros escolares ha puesto en marcha un plan de futuro para mejorar la calidad del aire. Los fondos ESSER "se usan o se pierden", lo que significa que se reasignan si no se gastan. Así que no pierda la oportunidad de aprovechar esta financiación.

5 - Busque oportunidades para devolver la alegría a las aulas

Han sido un par de años difíciles, y alumnos, profesores y padres han experimentado más que su parte justa de agobio, pánico y estrés. Cuando llevamos un tiempo reaccionando en modo crisis, es fácil olvidar que las escuelas deben ser un lugar donde los alumnos rían y se diviertan.

Piensa en algunos de tus recuerdos favoritos de tu época escolar. Aunque los exámenes y las clases eran necesarios, son los juegos, los bailes y los ratos de ocio creativo los que probablemente recuerdes con más cariño.

Crear un espacio para que los niños jueguen, exploren, imaginen y hagan el tonto es esencial para su desarrollo. Enseña el pensamiento lateral, beneficia la dinámica de grupo, mejora la resiliencia emocional, alivia el estrés y mucho más.

Así que no dude en incluir en su plan de estudios muchos juegos divertidos, juegos imaginativos y risas. No sólo creará un ambiente más armonioso en el aula, sino que también ayudará a tus alumnos a recuperarse.

Construir mejores escuelas para el mañana

Los jóvenes son nuestro futuro y nuestra esperanza de un mañana mejor. Prestando atención a lo que es importante e invirtiendo en mejorar el entorno de aprendizaje, podemos prepararlos para que se conviertan en adultos más sanos, felices e inteligentes.

Trabajemos juntos para crear entornos escolares que ofrezcan a nuestros alumnos todo lo que necesitan para triunfar y prosperar.